3 Claves Rápidas para Escribir Mejor
Mejora el ritmo, aprende a titular, escribe de forma visual
1. Escribe imágenes
En cine es habitual oír que es mejor mostrarlo que contarlo. Al escribir, parece que siempre estamos contando cosas en lugar de mostrarlas, pero no es cierto: podemos proyectar imágenes mentales.
Escribir imágenes significa crear escenas que transmitan la información de manera más visual y menos expositiva.
Se ve mucho más claro con un ejemplo. En 2017, el rapero Cuban Link dijo:
Yo estoy en el crimen desde que era menor.
(Los Zafiros — ‘Cuban Link’)
Esto NO es una imagen literaria. Cuban Link simplemente viene, te da la información y se marcha. Y tú piensas: “de acuerdo, te deseo mucha suerte en eso que se conoce como «el crimen». Veo que sigues en libertad y en principio me alegro”.
Ahora bien, échale un vistazo a estos versos del también rapero D. Gómez:
Robé la PlayStation 1 en una caja de galletas,
10 años después Sony me paga por las letras.
(Takers — ‘Vuelven los mejores’)
¿Ves? Esto SÍ es una imagen literaria.
Viene a contar lo mismo que Cuban Link (“he participado en actividades delictivas desde temprana edad”), pero lo hace con una escena.
No es necesario que D. Gómez pronuncie las palabras “menor” o “niño”. La PlayStation 1 nos sitúa en esa época. Tampoco hace falta que pronuncie la palabra “crimen”, porque ya nos está hablando de un robo.
La picardía infantil da paso a la astucia adulta: “la misma compañía que comercializa la PlayStation ahora me paga por cantar públicamente que robé su producto estrella”. Imaginario Rapero Instantáneo: started from the bottom, now we here.
Desde luego, las imágenes literarias viven en la memoria mucho más tiempo que la simple exposición de información. Estos versos de D. Gómez son los más recordados de la canción, con diferencia. Una canción que, por otro lado, también contiene versos como “tengo una puta / que la puta es muy puta”. Eso mejor lo dejamos para otra newsletter.
Además, creo que las imágenes literarias son más creíbles porque contienen una dosis de realidad. Es decir, creo que a D. Gómez nunca se le habrían ocurrido estos versos si no hubiera intentado salir del Corte Inglés con una consola escondida en una caja de Marbú Dorada. Como mínimo, sabe de alguien que lo hizo.
Por eso, sigo convencido de que las mejores ideas no están en tu interior. Las mejores ideas están ahí fuera, esperando a que las vivas; a que las disfrutes, las sufras o, como mínimo, esperando a que las veas.
Pero las ideas no existen hasta que tú las procesas, las conectas y trabajas con ellas. Por eso, lo más efectivo para crear imágenes literarias (y para escribir en general), no es pensar. Es vivir con los ojos un poco más abiertos y con la mente un poco más curiosa.
Para crear imágenes literarias, intenta describir con detalles o con acciones en lugar de describir usando adjetivos o adverbios. Me invento algunos ejemplos:
En vez de decir que el vestido de la novia es demasiado largo, cuéntame que las damas de honor están hartas de tropezarse con él.
En lugar de decir que alguien está muy mazado, cuéntame cómo le asoman los deltoides por los lados de la camiseta.
En lugar de decir que alguien es altísimo, cuéntame cuántas veces se ha golpeado la cabeza contra el marco de la puerta.
De este modo, las descripciones pasan de ser estáticas a ser dinámicas, y cumplen una función: contribuyen a la historia y dicen algo de sus personajes.
Las imágenes literarias perduran en la memoria mucho más tiempo que la exposición.
2. Coge impulso y mantén el ritmo
Si vas a escribir una historia o un artículo, puedes prepararte un poco antes. Puedes detenerte a pensar qué quieres contar, cuál es tu punto de partida y adónde quieres llegar. Luego puedes hacer un esquema con los puntos que vas a desarrollar.
Todo eso está muy bien, pero hazlo con un objetivo: cuando empieces a escribir, no te detengas.
Escribe del tirón. El impulso es muy importante. La intención original de tu texto saldrá como una estampida de elefantes. Jumanji Shit. Es casi imposible escribir un texto final de una sentada, pero es la mejor manera de conseguir un primer borrador. Y es una sensación maravillosa.
Luego, llega el momento de releer y reescribir.
Si quieres reescribir, intenta no limitarte a retocar. Si un párrafo no te gusta, escríbelo entero de nuevo, como si fuera el último elefante rezagado en la estampida. No toquetees tu borrador a niveles microscópicos, porque podrías perder El Impulso Original.
Por último, léelo en voz alta. ¿Qué tal suena? El ritmo existe, de hecho quizá sea la cualidad más infravalorada de un buen escritor.
Suelen presentarse dos problemas de ritmo: o bien te quedas sin aire o bien el texto suena torpe, monótono. La solución parece simple, pero tiene su miga: intercala frases cortas, medianas y largas.
Te lo muestro con un ejemplo:
Ritmo monótono
Descansa de vez en cuando. Escribe frases cortas. Coge aire y escribe frases medianas. Haz también algunas frases largas. De esas que parece que nunca se terminan. ¡Me aburro!
Ritmo fetén
Descansa. Haz frases cortas. Coge aire y lánzate a escribir frases medianas. Y escribe también frases largas, larguísimas, que duren siglos y nunca se terminen. Intercala frases cortas, medianas y largas. Quizá suene mejor.
3. Ponle título
Te habrás fijado en que tengo una fijación con ponerle título a todo, incluso a las ideas que aparecen dentro del texto — El Impulso Original, Imaginario Rapero Instantáneo, Jumanji Shit, etc.
Es muy habitual leer textos que se hacen llamar justo así: "texto”. ¿Tu “texto” no tiene un “título”? ¡Entonces todavía no existe!
Debes ponerle título a todo lo que escribas. Siempre.
Cómo titular una historia
Si escribes una historia, es normal no tener claro su título al principio. Pero, cuando la termines, no debería ser difícil dar con él.
El título no tiene por qué ser una absoluta genialidad. Quizá lo que has escrito se llame Las joyas de la abuela Lola. Quizá se llame La última foca monje del Mediterráneo. O puede que se llame ¿Cuánto vale un peine? Reflexiones de un calvo sobre la devaluación del peso argentino. Da igual. Cualquier título suele ser mejor que ninguno.
Titular la historia es también un ejercicio de autoafirmación. Bautizar algo hace que pueda nombrarse. Lo hace existir a ojos de los demás.
El título abraza todo lo que has escrito y lo envuelve. Conecta el principio con el final. Lo hace memorable.
Tu historia empieza a existir cuando le pones un título.
Cómo titular un artículo
Otro gallo canta con un artículo. Aquí no vale con escribir lo que se te pasa por la cabeza y luego pensar el titular. Con un artículo, viene bien tener una primera idea del título antes de empezar a escribir.
Cuando vayas a escribir un artículo, lo primero que deberías preguntarte es: ¿de qué voy a hablar? Y después: ¿por qué esto debería importarle al lector? La respuesta a la primera pregunta es el título. La respuesta a la segunda puede ser el subtítulo. Después puedes presentar y desarrollar estas dos ideas en la introducción.
El título no solo es la puerta de entrada al artículo. También delimita los límites del discurso y te permite ceñirte al tema sin divagar demasiado. Todas las ideas, claves y argumentos del texto deben completar el titular.
Por último, el titular también sirve para atraer al lector y generar curiosidad. El ejemplo más claro es el clickbait: titulares tan atractivos que son imposibles de ignorar.
Bajo mi punto de vista, el clickbait no tiene nada de malo. El único clickbait malo es el que defrauda las expectativas que genera, es decir, el que no te da lo que ese jugoso título prometió. El artículo siempre debe igualar o superar la promesa del titular. Solo así el lector sentirá que ha merecido la pena leerlo.
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