Casita Blanca, por Carlos Segura Protti
Pienso que viviremos en esa casita blanca, pienso que sí
Casita blanca
Pienso que viviremos en esa casita blanca, pienso que sí, calza con nosotros, tiene tan solo dos ventanas en la parte frontal lo cual es perfecto, una para cada uno y así cuando ella no esté la podré ver llegar (ya sea desde mi ventana o desde la suya) con esa mirada melancólica que tanto le gustaba tener. Pienso que viviremos en esa casita blanca, pienso que sí, tiene tan solo una puerta marrón oscura en medio de nuestras ventanas. La puerta es amplia, por lo que aunque queramos entrar al mismo tiempo lo haríamos sin ningún problema, ya sea que entremos de costado, de cuclillas, de la mano, en vertical u horizontal, entraríamos sin problema ya que su cuerpo es ínfimo, sería como entrar yo solo, pero claro, no entraría solo ya que todo mi universo estaría entrando conmigo, de costado, de cuclillas, de la mano, en vertical u horizontal.
Pero es horrible pensar que quizá, solo quizá no vayamos a vivir en esa casita blanca ya que esa casita existe tan solo en mi memoria y en una foto perdida entre tantas otras. Es horrible pensar también que tu cuerpo ínfimo desapareció de mi lado, por lo que aunque yo viva en esa casita blanca entraría siempre solo. De costado, de cuclillas, de la mano, en vertical u horizontal. Es hermoso ahora saber que aunque ya no estás y realmente no me importa tu ausencia, hay una casita blanca en medio de un pequeño pueblo cerca de un río en un país inmenso en tradiciones pero pequeño en mentalidad que tendrá por siempre la puerta cerrada y así para mi tranquilidad nadie podrá entrar. Ya sea de costado, de cuclillas, de la mano, en vertical u horizontal, mantendrá nuestro recuerdo por siempre.
Carlos Segura Protti (San José, Costa Rica, 1991), más conocido como “mae”, estuvo durmiendo en mi sofá mucho más tiempo del que a mí me habría gustado.
Recuerdo ver todo su equipaje en un rincón y pensar: "“mae… ¿cuándo se va a ir este mae?”. Pero, curiosamente, no tengo un solo recuerdo de él acostado en el sofá.
Tenía una forma rara de vivir en mi casa que consistía en levantarse siempre antes que yo y en acostarse más tarde. Durante el día, no sabías si estaba en la calle o simplemente se había vuelto invisible.
Lo que sí tengo son recuerdos de él sentado en el sofá, a mi lado, con sus dientes siempre bien cepillados y a la vista. El estado natural de Carlos es sonriente, es una persona majísima con quien podrías compartir sofá todas las tardes de tu vida y nunca te aburrirías. Y me arrepiento de haber deseado que se fuera, porque ha pasado el tiempo y ahora le echo un poco de menos.
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Hola, Carlos. ¿Cómo es la casa en la que vives ahora?
C: En este momento vivo en la casa de la infancia de la amiga de una amiga mía, una casa vieja en la que ella y su familia vivieron por más de 30 años por lo que la está llena de fotografías familiares, objetos y recuerdos de personas que yo no conozco y no creo llegar a conocer ya que no hay contacto más allá que por llamadas telefónicas.
¿Cuál es tu rincón favorito de la casa y qué haces en él?
C: La cocina, suelo escribir, tocar guitarra, leer y dibujar ahí, tiene algo que me tranquiliza y me recuerda a la casa de mis abuelos maternos además de que tiene un electrodoméstico llamado frigorífico y ese nombre es superior al de todos los otros.
Después de una ruptura, la casa que has compartido con otra persona queda maldita. ¿Cómo crees que se puede purificar?
C: Yo tengo la teoría de que las rupturas son como quemar una casa, sólo aquello que es sólido o ignífugo se mantendrá y todo el resto que se derrumba puede ser desechado, entonces hay que quemarlo todo. También beber vino en ayunas es fantástico.
¿Qué pueden hacer dos personas que viven juntas en una habitación muy pequeñita y han dejado de quererse, pero se necesitan para seguir pagando el alquiler?
C: Abrazarse fuertemente cada noche y esperar un aumento de sueldo.
¿Qué puede hacer una pareja de millonarios que viven en una mansión tan grande que les cuesta encontrarse en la misma habitación?
C: Cambiar de piso con la pareja de la pregunta anterior. También pueden comprar Segways, walkie-talkies y binoculares. Pero al final cualquier habitación es pequeña si uno está con la persona que uno ama por lo que espero que les embarguen la casa y se la den a muchas parejas que se aman sin necesidad de mansiones.
¿Qué puede hacer alguien que se siente solo para olvidarse un rato de la soledad?
C: Escribir, tocar algún instrumento, salir a conocer gente nueva, llorar borracho y dormir (en ese orden).
Si te enamorases de alguien con un gusto terrible para la decoración y empezarais a vivir juntos, ¿te resignarías a vivir en una casa horriblemente fea por amor?
C: Definitivamente si, al final supongo que terminaría ayudando a comprar todos los carteles con purpurina de “live, love, laugh” y asientos de cebra para el inodoro.
Por favor, dime que cuando dijiste “un país inmenso en tradiciones pero pequeño en mentalidad” no te referías a España. Please.
C: No, me refería a un pueblo en Polonia… y a Ciudad Real obviamente.
¿Te gustaría dar algún consejo amoroso a la gente que te lee?
C: No creo que se deban dar consejos amorosos ya que es algo muy subjetivo y emocional pero pienso que eso de amarse a uno mismo para poder amar a otro es lo más verdadero del mundo.
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